Por Ricard Tomás
En mi último post hablaba sobre viajar solo o en compañía, pero cometí un error, en realidad nunca viajamos solos, con nosotros siempre está incansable nuestra compañera de fatigas, emociones, sentimientos y aventuras y ésta no es otra que nuestra moto. Así que hoy me vais a permitir que hable de ella, en particular de la mía.
En los últimos años he tenido la oportunidad de conducir varios modelos de motocicleta tanto de la gama de nuestras amigas germanas cómo de las otras marcas que todos conocéis, así que, aunque no soy el mejor experto, ni probador, ni piloto, si que me considero algo autorizado para hablar de cómo debe ser la montura para un largo viaje y sobre todo la equipación que debemos incorporar para garantizar que nuestro viaje sea placentero.
Empecemos entonces por la moto en sí, aquí, por mi parte, las dudas son menos que mínimas. Dos modelos sobresalen por encima de los demás, ambas con motor bóxer, ambas con 1200 cc: una lleva las siglas RT y la otra GS Adventure. La primera es la moto ideal para los viajes por todo tipo de carretera, bien sean autopistas, autovías o las mas reviradas rutas alpinas, la RT se desenvuelve con un aplomo que a poco que uno tenga manos difícilmente se verá sorprendido por veloces poseedores de ‘R’s’. De la GS, creo que poco más se puede escribir, para mi es la moto total, fiable, aunque actualmente me encuentre tirado en Asia Central con el motor roto, si bien debo decir en su descargo que es el primer problema serio que me plantea una BMW en todos estos años a lomos de ellas, y ya van siendo muchos. En realidad, los problemillas que siempre surgen en los largos viajes los he podido ir solucionando y esta es la primera vez que no puedo continuar el viaje.
Estoy seguro de que mientras el cuerpo aguante y pueda seguir con las largas travesías, mi moto será una Adventure, es una moto cómoda, protege más que suficientemente, la autonomía es difícilmente superable y, por encima de todo, fiable. Si a pesar de encontrarme como me encuentro, la GS es una moto para confiar en ella e ir al fin del mundo, siempre que equipes unos neumáticos adecuados (este tema merece un artículo completo), te importará más bien poco que tipo de terrero te vas a encontrar.
Soy un afortunado poseedor de ambas motos (las citadas), además de otra F 800 GS, y decir que así seguiré; tal vez, cuando las jubile y empiece con las refrigeradas por agua, me olvidaré de las actuales, pero, francamente, lo pongo en duda.
Luego está la vacilación que nos entra a todos, ya sea antes de empezar un largo viaje o bien al adquirir una moto nueva, de qué accesorios le ponemos: ¿luces extras? ¿Cambio de asiento? ¿Escape de marca conocida? ¿Protecciones? Mi respuesta, después de haber experimentado diversidad de ‘gadgets’, es clara, la moto de serie va perfectamente, y tal vez lo que se puede añadir es protección extra en el cárter y si vamos a hacer mucho desierto, un embrague cerámico, pero nada más, el resto es superfluo.
Tema aparte, es la equipación del motorista. Ahí todo es poco siempre. Me desespera ver a grandes viajeros que voy encontrando alrededor del mundo, que visten ropa nada adecuada para viajar en moto y lo que es peor, ver como se les escapa la risa cuando a pesar de encontrarme a 40 grados a la sombra yo sigo usando botas de caña alta, protecciones en hombros espalda, rodillas, cadera, etc, y el collarín (neckbrace). ¡Claro que paso calor!, ¡naturalmente!, pero mejor pasar calor que luego pagar la imprudencia durante toda una vida sentado en una silla de ruedas o cosas peores.